Carta de respuesta parcial al campo pagado “Traicionar la Paz y dividir a Guatemala”, en homenaje a Daniel Pedro, q’anjobal de Santa Eulalia
Efraín Ríos Montt-Juicio por Genocidio (Foto: Cristina Chiquin) |
Santiago Bastos - Prensa Comunitaria
IIlustres Señores y Señoras, signatarios y signatarias de la Paz y del
campo pagado “Traicionar la Paz y dividir a Guatemala”:
No sé si ustedes saben que ayer, mientras desayunaban leyendo el campo
pagado en que ustedes nos comunican al resto de sus conciudadanos que
decidieron que el juicio por genocidio es traición y es peligroso; en esos
momentos, más de cuatro mil personas peinaban metro por metro las cumbres de
Santa Eulalia, las escarpadas laderas de San Mateo Ixtatán y las llanuras de
Barillas e Ixcán, buscando desesperadamente a Daniel Pedro.
No les quiero hablar del juicio que les da tanto miedo a ustedes. Como
alguien dijo muy sabiamente ayer, eso es un tema que se está resolviendo en la
sala de tribunales y ustedes, que son ilustres e ilustrados ya saben que eso
tiene su propio camino, y como demócratas de probadas credenciales que son,
sabrán respetar la independencia de poderes.
Yo quiero hablarles de Daniel Pedro. Seguramente ustedes no saben que
Daniel es una persona muy conocida y querida en su natal Santa Eulalia y en
todo el norte de Huehuetenango, donde lleva años moviéndose y organizando a la
gente, primero desde la iglesia católica, después alrededor de los partidos
URNG y Winaq, y siempre a partir de la Radio Jolom Konob’, que fundó,
construyó materialmente con sus manos y a través de la cual se conectaba con
todos los municipios del área y con los hermanos q’anjobales que residen en el
Norte. Ahora estaba luchando en contra de las
licencias de explotación minera y de los proyectos hidroeléctricos en la
región.
Con sus importantes tareas, ocupaciones y preocupaciones, seguramente
ustedes no supieron que Daniel fue secuestrado este domingo 7 de abril. Fue
llamado a Barillas con el engaño de impartir una capacitación y ahí mismo
desapareció. Por eso, a partir del lunes sus paisanos y sus amigos de los
municipios vecinos empezaron a buscarle cada vez más preocupados. Pero se han
cumplido las peores expectativas: mientras escribo estas líneas, el facebook se
llena de noticias sobre la aparición de un cadáver en la aldea Ya' Tz'ikin, a 20 kilómetros de Santa Eulalia, que
según todos los indicios, es el de Daniel.
En los comunicados que han salido estos
días, la gente de Santa Eulalia responsabiliza “a las empresas Mineras e
Hidroeléctricas que están implementando sus proyectos a cualquier costo en la
Región" de lo que pueda ocurrirle a Daniel. Y en esas percepciones,
la gente no suele equivocarse. Así ocurrió en Barillas, cuando todo el mundo en
el pueblo culpó de la muerte de don Andrés Francisco Miguel el pasado 1 de mayo
al personal de Hidro Santa Cruz, y apenas un mes después el MP detuvo al jefe
de Seguridad de la empresa por ese delito.
Ante estos hechos, yo querría preguntarles: ¿es ésta la paz de la que
ustedes hablando? ¿ es ésta la paz que “traicionan” los que piden que el
tribunal haga justicia? ¿Se refieren a la “paz” que se vive ahora en Santa
Eulalia; a la que viven los vecinos de San Rafael Las Flores que fueron
golpeados y detenidos en el Escobal; la que se respira en Santa María Xalapán
después del secuestro de cuatro dirigentes y la muerte de uno de ellos;
la que sienten en La Puya con las amenazas continuas a su plantón
pacífico? ¿Es la “paz” del Polochic, Totonicapán, Camotán, San Juan
Sacatepéquez, San Miguel Ixtahuacán, del mismo Barillas? ¿A eso se refieren al
hablar de “paz” –y eso que no entramos con los asaltos, zetas, coyotes, maras,
asesinatos de mujeres y demás actividades?
¿O se refieren a la paz que viven ustedes en sus despachos corporativos y en
sus condominios blindados?
En un foro recientemente llevado a cabo en la UNAM, en ciudad de México,
el sociólogo Carlos Figueroa Ibarra planteaba que la situación vivida en los
últimos meses en el país se podía calificar como de “terror selectivo”
generalizado, similar a la que se vivió en la segunda mitad de los años 70 del
siglo pasado, justo antes del “terror generalizado” que se implantó después y
llevó al genocidio que según ustedes nunca existió –o que si existió, creen que
es mejor olvidarlo.-
¿Es ésa la paz que ustedes quieren defender a toda costa? Aclárenlo, por
favor ¿Se refieren a la paz de los secuestros, los presos, los desaparecidos y
los muertos? Creo que es necesario que sepamos a qué se refieren ustedes. No
puede ser casualidad que se esté juzgando un genocidio mientras mueren y
desaparecen líderes como hace treinta años. ¿Qué ha pasado en este país
para que todo esto vuelva a pasar delante de nuestras miradas y gente
como ustedes se niegue a reconocerlo? O mejor ¿qué es lo que NO ha pasado? ¿Qué
ha significado finalmente esa “paz” que ustedes tan valientemente defienden?
Ustedes, tan ilustres e ilustrados, y que conocen
tan de cerca la historia reciente de este país quizá nos puedan explicar qué
intereses sienten tan amenazados con el juicio histórico que nos permitirá
conocer una parte de la verdad que oculta este país y que duele tanto a tanta
gente, como para que tengan que acudir a Ustedes, para que con su alto
prestigio y sus altas calificaciones digan que el juicio es peligroso para la ¿paz? del
país.
Pero sobre todo, lo que me gustaría de verdad es que nos explicaran a
todos y todas los guatemaltecos, con esa sabiduría que ustedes tienen, a qué
intereses amenaza gente como Daniel Pedro, con su andar continuo y su hablar
suave. Qué gente, empresas y gobiernos se siente tan inseguros ante estos
líderes, para que tengan que acudir a Ustedes para que les laven las manos con
su docto jabón de la asepsia de la paz firmada, esas manos que están manchadas
de sangre desde hace por lo menos treinta años y que se siguen manchando
con la de gente como Daniel –que esperemos descanse en paz, ahora sí.
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